Estimado colega:
Estoy seguro que ayer fue un día
duro. Quizás no logras digerir aún esa amarga noticia y sientes en este momento
la sensación que solo se tiene al haber caído.
¡Para ti, va dirigido este
mensaje! Antes que nada, aclaro: No soy escritor. Tampoco un famoso bloguero.
Simplemente un ex empleado al igual que tú.
Hace algunos días, a finales del año
que pasó (2016), mis días como empleado del banco terminaron. Y con ellos la
mayor parte de mi rutina, algunos hábitos familiares y, por supuesto, mis
ingresos quincenales.
He sentido y he vivido las mismas
amargas sensaciones de salir de un empleo que nos ofreció infinidad de
beneficios, con los que logramos adquirir nuestros primeros activos, empezar o
terminar una carrera, dar una buena calidad de vida a nuestras familias, entre
otros.
Con seguridad, que todos los que
han salido de una gran empresa sin salvavidas a la vista, independiente de la
terminación de su contrato (con justa causa, sin justa causa, mutuo acuerdo y
renuncia) hemos experimentado la incertidumbre del mañana, cuestionándonos una
y otra vez. ¿Por qué yo? - ¿Y ahora qué hago?
Imagen tomada de la web.
Créeme que no es nada fácil. Más
si seguimos atados a la idea de que difícilmente encontraremos algo mejor.
Querido amigo(a). ¡Este es el
momento para levantarse del barro! Para empezar con limpiar nuestra mente con
auto-reflexión. Para considerar lo aprendido durante este tiempo. Qué tanto
hemos trabajado en nuestras debilidades y, lo más importante, saber si a la
fecha somos mejores personas que al momento de firmar el contrato de
vinculación que llegó a su fin por cualquier razón.
Quiero exponer mi justificación
sobre la importancia del tema persona, que mencioné anteriormente. Ya que, en
estos momentos de la vida, prevalece una preocupación mayor en nuestras
cabezas: lo económico. Lo mismo que nos impide pensar con claridad y tomar
decisiones acertadas en nuestro futuro. Totalmente entendible, pero no puede
ser lo principal.
Toda esta carreta, va a lo siguiente.
Quiero que te detengas y pienses en algo. ¿Antes de salir de la empresa, te
sentías plenamente feliz? ¿Con las funciones que realizabas, las aspiraciones,
el sueldo, el jefe, los compañeros, el entorno, el desarrollo profesional, las posibilidades
de crecer, entre otros?.
Imagen tomada de la web.
Si la respuesta es NO, empezarás
a ver luces en el camino y a darte cuenta que realmente nos acostumbramos a
ciertas situaciones. Nos acomodamos plácidamente en una zona de confort, que
nos distrae constantemente de nuestras verdaderas aspiraciones.
Ser mejores personas nos hace
felices, libres de pensar y hacer lo que nos gusta. Luchar por nuestros sueños
y dejar de buscar culpables a nuestras desgracias.
¡Hoy es el día! Recuerda que cada
día es una oportunidad para avanzar a nuestra meta. Haz de tu vida algo
especial y permítete conocer tus verdaderas habilidades. Si quieres conoce
todos los trabajos del mundo, emprende, aprende y busca tu vocación. No te
quedes quieto.
¡Recuerda! El trabajo es ilimitado. Estar desempleado es
solo un estado en donde no tenemos quien nos ocupe para una función.
Sé agradecido, valora a las
personas y cada cosa que aprendes, mantén tu cabeza en alto y cambia “el fui
por el haré”. Verás que tu vida se llena nuevamente de colores, sueños y metas.
Imagen tomada de la web.
“Nunca he sido
pobre, solo he estado sin dinero. Ser pobre es un estado mental y no tener
dinero es una condición temporal” (Mike Todd)
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